Paramos en un centro equestre en Bages, cerca de Perpignan, ya casi frontera con Cataluña y dormimos al lado de los caballos junto a un arroyo donde escuchamos ruidos sospechosos. No sabemos todavía si eran ratitos de campo u nutrias, pero decidimos no averiguarlo. Mi recuerdo: Un generoso alemán me ofreció una bombona de propano vacía que no la cogí y luego me arrepentí pues valen un «tesoro» para poderla cambiar por una llena.